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Después de la fermentación viene la calma

De la uva el mosto y del mosto el vino. Ya tenemos la base para empezar a perfilar lo que serán los Arrayanes 2018.

El rosado será el único que no tendrá crianza, aun así no estará embotellado hasta finales de Enero o primeros de Febrero. Ahora está en proceso de clarificación. Es una clarificación estática en la que las diversas materias naturales (levaduras muertas, bacterias, pieles…) pasan al fondo del depósito y trasegando obtenemos un vino limpio, separado del sedimento.

El resto de los vinos están ya en diferentes  envases que son los que le darán la crianza. Normalmente hablamos de barricas de madera aunque este año hemos adquirido tinajas de cerámica para experimentar con alguna variedad. La crianza se ha de hacer en depósitos que permitan una pequeña oxigenación del vino y así este vaya evolucionando. Tanto la madera como el barro tienen porosidad por la que puede haber ese intercambio de aire necesario. El tiempo, el tamaño de las barricas, el tipo de madera u otro material, son decisiones que afectaran directamente al vino que queramos obtener. Esta es la parte de la crianza que llamamos oxidativa pero no es la única. Hemos envejecido el vino por el contacto con el aire y le hemos dotado de una complejidad, a los aromas propios de la variedad se han unido los de la madera. Completamos la crianza del vino en el ambiente reductor de la botella donde se va a redondear.